De un momento a otro, nos vimos encerrados en nuestras casas enfrentados al pánico y la ansiedad por todas las razones que hemos vivido recientemente en tiempos de pandemia.
Los primeros días fueron eternos y la productividad estaba por el suelo. Uno pasaba todo el día hablando por teléfono por lo que el trabajo de escritorio se quedaba para la noche. Una conferencia por zoom típicamente se llevaba 20min mientras todos se conectaban, ajustaban su audio, apagaban la cámara a ver si el ancho de banda les daba y por último descubrir quien dejó el micrófono abierto para mitigar el escándalo. Caótico y frustrante. No hace falta explicar más.
En pocos días nos dimos cuenta que no era posible mantener sincronía en el trabajo como lo hacíamos en la oficina. No era posible mantener varios hogares con diferentes contextos todos conectados al mismo tiempo. Unos hogares con familia de dos o más miembros, otros con hijos y hasta mascotas donde lo más mínimo puede interrumpir la sincronía. Una falla en el fluido eléctrico, mala conexión a internet, un pleito entre hermanos, ruidos de avionetas y hasta en una ocasión tuvimos un camión de basura interrumpir una reunión. Todos hechos reales.
Adaptarse o morir fue el lema que adoptamos. Lo más importante era mantener la unión del equipo y aprender a trabajar bajo esta modalidad.
Si el equipo se mantiene y se desempeña, los productos y servicios de la compañía se podrían adaptar a lo que dictaran los tiempos. Dado esta premisa, aquí las claves de nuestra escogencia:
Era crucial entender para que fueron creadas las herramientas para implementarlas de la mejor manera. No buscábamos inventar nada. Queríamos algo que se pudiera copiar e implementar al pie de la letra. Díficil es implementar presencialmente por la resistencia que eso trae y hacerlo virtual, parecía una tarea titánica.
Entre las cosas que analizamos estaban Microsoft Teams y Slack las cuales son herramientas para mejorar la comunicación. No son herramientas nacidas para el manejo de proyectos. Sin duda ayudan para coordinar proyectos, pero nacieron para resolver la problemática de la comunicación por correo electrónico.
Vimos herramientas como Asana, Monday, Trello, ClickUp, y BaseCamp todas diseñadas para la gestión de proyectos. Algunas con enfoques muy específicos y otras muy abiertas.
Hasta analizamos HubStaff y TimeDoctor las cuales son herramientas para medir tiempos y productividad. Permiten extraer métricas de horas invertidas por proyecto.
En fin, un software no resuelve todo. Hay que entender para que sirve cada uno, cuales se van a usar y en cual orden se van a implementar. Decidimos empezar por el corazón: manejo de proyectos. Tenemos pendiente analizar si debemos meternos con herramientas de comunicación y de medición de tiempos.
La cultura organizacional es la suma de los comportamientos en el equipo de trabajo. Cualquier implementación implica un cambio: o se cambia el comportamiento o se cambia el procedimiento pero claro está, que algo debe de ceder para que se integren ambas cosas.
En nuestro caso, buscábamos una solución que preservara nuestra cultura y nuestra escencia. Es una cultura abierta donde el cuestionamiento y la crítica es bienvenida. Existe mucho análisis y democracia en la toma de decisiones. Lleva años en evolución y era algo que queríamos mantener.
Es un trabajo arduo y laborioso implementar cambios de proceso. Hacerlo virtual representaba una tarea inédita. Los clientes de MediaChannel siempre esperan rapidez y agilidad con sus solicitudes y ante un contexto de incertidumbre, adoptar una modalidad de trabajo desde casa era crucial. Adapatrse o morir.
Como todo lo que se hace en MediaChannel, se adoptó una mentalidad de prueba y error. Planteamiento emprendedor: probar pequeño, errar pequeño. Dentro de la herramienta, se plantearon los procedimientos por escrito, se debatieron, se probaron, y se editaron hasta conseguir los resultados deseados. Con el resultado deseado en mano, se replicó a otras personas.
Ese grupo pequeño luego es quien ayuda a educar a los demás. Las preguntas y dudas siguieron surgiendo por el resto del personal, pero ahora existen más personas con experiencia que saben como resolver esas consultas. El uso de la herramienta permeó de forma exponencial.
El trabajo asincrónico puso a prueba una habilidad que se ha erosionado con las generaciones: la habilidad de escribir. Según el psicólogo clínico Jordan Peterson, esta es la habilidad más importante que deberían estar impartiendo las escuelas y universidades. Escribir permite la reflexión y el ordenamiento de las ideas. Hoy más que nunca donde la tecnología nos supera en procesamiento, necesitamos más gente pensante. Escribir un ensayo fomenta el pensamiento y la imaginación. Gente que piensa, se desempeña mejor en cualquier entorno.
Adoptamos entonces la práctica de los check-ins de BaseCamp para fomentar la redacción y mantener la uníon de equipo. Este es un espacio con una linea difusa entre trabajo y la vida personal. Así lo vemos en nuestra cultura pues consideramos que ambos espacios estan ligados. Cada quien puede entrar y leerlo en el momento que más le convenga.
Todos los lunes a las 8am todos reciben una notificación para que informen al resto de la compañía en que pretenden trabajar esta semana. Realmente es una proyección general de lo que se pretende trabajar pues no necesariamente se cumplen. Dado que somos una compañía muy orientada al cliente, siempre nos ponemos a merced de las necesidades de nuestros clientes. Eso quiere decir que con frecuencia, las prioridades cambian pero este check-in es la oportunidad para que los demás entiendan hacia donde se dirige el barco. No es lugar para un reporte al cual se someterán entregables sino mas bien, un espacio para describir la visión de la semana a mano alzada tal como se comunicaría verbalmente.
Durante el mes, todos recibimos preguntas al azar como por ejemplo “Has visto una buena película recientemente?”, “Has leído un buen libro?”, “Que te inspira receintemente?”, y hasta tenemos un espacio para compartir “Nuestros momentos de mayor orgullo”. Este es un espacio que viene llenar ese hueco de nuestras conversaciones en el comedor, en el pasillo y en las caminatas a la pulpería. Relatar estas anécdotas permite un grado mayor de intimidad entre nosotros y conversaciones mucho más ricas y mejor formuladas que conversándolas.
En cada llamada, se designa un nuevo líder para moderar un espacio para que cada quien que se conecte cuente alguna historia de su vida, chiste, o cualquier tema que desee. Sin duda es un espacio agradable y jocoso que ha vino a reemplazar el tiempo de juego que se tenía en la oficina.
Todo el planeta anda descifrando cómo resolver el trabajo desde casa. ¿Nos están diciendo entonces que las oficinas van a desaparecer? Hoy día surgen los casos de estrés, ansiedad y depresión por estar en aislamiento.
La verdad es que los seres humanos somos seres sociales. Nos gusta la compañía de otros, el contacto, la observación, la conversación, y hasta reír y llorar juntos.
En MediaChannel estamos convencidos que las oficinas no van a desaparecer. Lo que va a cambiar es su propósito. Seguiremos visitando oficinas pero ya no por obligación, si no por razones diferentes. Iremos para entretenernos, para aprender, para crear, para buscar privacidad, por la compañía de otros, porque nos inspira el paisaje, o porqué el café es muy bueno. Por las razones que sean pero no nos vamos a quedar 100% en la casa. Eventualmente saldremos de nuestras casas de nuevo.
Es nuestra responsabilidad acompañarles a rediseñar esos espacios y a dotarles de herramientas tecnológicas que inspiren a regresar a un ambiente colaborativo y productivo.